sábado, 25 de abril de 2009

Cuento N° 1

Este es mi museo

Cada noche, antes de irse a dormir, Max cambiaba el número de la brillante placa que colgaba en la pared. Este gato guardián estaba muy orgulloso de su trabajo.
Seba el ratón volvía de un viaje alrededor del mundo: había volado en aviones, había viajado en tren y también había paseado en taxi por todas las grandes ciudades.
Ahora volvía a su casa en el museo.
-Bueno-, pensó, -si pusieron esta placa tan hermosa, es porque me extrañaron. ¿Cuál será la exposición de este mes?- se preguntó Seba.
-¡No seré parte de tu colección de ratones embalsamados Max-, gritó Seba.
Salió corriendo y fue deslizándose por el pasillo enserado. Max consiguió dejar de patinar recién en el salón de momias.
Una horripilante cara apareció de la nada.
-¡Aaahhhh!- El gato saltó hasta agarrarse del ventilador del techo. Seba lo puso en marcha y Max empezó a girar pateando las momias, que se caían.
De un salto entró en el salón siguiente… pero Seba tampoco estaba ahí. Solamente encontró un cartel que decía: “TIRE DE LA PALANCA”.
Y Max no pudo con su curiosidad.
Max sintió un temblor y miro para arriba. Del piso al techo de filas de estantes, se encontraban miles de balas de cañón que comenzaban a derrumbarse sobre él.
Seba, con un crayón rojo, contaba los golpes que recibía Max.
Las balas de cañón pasaron rodando a otra sala en la que había estatuas, destruyendo todo. Max iba haciendo equilibrio en una de las mil balas de cañón.
Así pasó a una escalera y rodó por una cascada de balas de cañón. ¡CRASH! Ahora estaba completamente oscuro. Entonces Max escuchó: -¡GRRRRRRRRRRR! Algo gruñía como un perro grande.
Entonces una vaca mugió -¡MUUU! Y un tigre rugió -¡ROOOAR! Max no podía creer lo que escuchaba. Entonces retumbó un trueno.
Escuchó un lobo que aullaba -¡AUUUUUUUUU!- después una metralleta y el estallido de unas bombas.
Cuando las luces se prendieron esta Seba riéndose de Max.
Estaban en el cuarto de “EFECTOS DE SONIDO”.
Max esta muy furioso.
Le empezaron a salir humo por los oídos, y entonces… ¡ZUUM! Algo pasó cerca. ¡SHIP! ¡Otra vez! ¡Lo estaba atacando un clan de aviones de juguete! Y Seba dirigía el ataque.
Max tomó una honda de uno de los estantes, sacó una lamparita y la tiró contra los avioncitos. El diminuto avión bombardero perdió el control y se chocó contra la pared.
Max logró romper otros aviones. Pero Seba seguía en el aire lanzándole a Max bolillas por la cabeza.
Max tomó un casco de la sala de “EL MUNDO VIRTUAL” para protegerse, pero Max no sabía que era de esa sala. Entonces todo empezó a brillar con una luz rara.
Max trató de sacarse el casco, pero esta muy ajustado y estaba en una “Batalla Virtual”. Y peor, el iba perdiendo la batalla. Seba, con el control remoto, aceleraba la acción de la batalla.
Seba cambió a “Carrera de Autos” y Max se puso a correr en círculos. Después pasó a “Rodeo Virtual” y Max empezó a cabalgar su caballo. Entonces Seba cambió a “Espacio Virtual”.
Max empezó a moverse lentamente, se puso en puntas de pie… ¡y comenzó a flotar! Seba abrió la ventana y Max, todavía con el casco puesto, salió flotando, cada vez más alto, en dirección de la luna.
Seba sacó una caja de fósforos, se armó la cama y se preparó para dormir.
El día había sido muy largo. Pero primero… ¡tenia que lustrar su hermosa placa de bronce!



Creado por Luciano

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